Leiklad

No soportaba su dolor, lo había perdido todo. Recordaba vagamente su niñez y los comentarios de sus amigos, infantes como él, respecto a cual seria su destino...

Fue criado bajo un antiguo y místico rito del que nadie en su aldea podría hablar o conocer sino hasta que se llegara a cierta edad...

Ya no es un niño, es una masa pálida de carne, plagada de símbolos extraños que inician en su rapada cabeza y terminan en los dedos de sus pies. Recuerda como llego a ese punto, pero sabe que es tarde para meditar, toma el cuchillo y con firmeza rebana de un tajo su mano, o cuando menos lo intenta ya que el duro hueso se astilla y le provoca un alarido que le resulta imposible contener, el sudor frió se pega a sus sienes y en un arrebato de violencia deja caer con todas sus fuerzas su mano izquierda para arrancarse de cuajo la derecha.

Se sintió mas tranquilo, si bien, nunca fue uno de los pocos en padecer el síndrome de la mano extranjera, sus hemisferios se relajaron  lo que le permitió orar de nueva cuenta. 

Tomo nuevamente el filo acerado y remojandolo en la sustancia verduzca que tenia a lado, se dispuso a dar el siguiente paso... 

Un pie derecho posee demasiadas terminales nerviosas, demasiados huesos que quebrar, una acción difícil mas si cabe, haciendola con un utensilio de cocina...

Por hoy la meta esta cumplida, ya puede acercarse al cenit...  abre el grueso libro y se dispone a leer...

Dalkiel (Aká Aruwiri)